miércoles, 5 de octubre de 2011

A veces está bueno ser rápida…

@PorLiniers

…de palabras. Quiero decir para contestar. Para literalmente escupirle a alguien eso que le va a hacer cerrar la boca y pensar dos veces antes de volver a abrirla. Para esas situaciones está bueno ser “rapidita”. El tema es que nunca pasa. Sólo en las películas o en las series sarcásticas en donde los reidores, tan amablemente, te hacen creer que lo que se dijo es una genialidad… pero después te lo aprendes de memoria, y suceden dos cosas a) no encontrás situación para decirlo porque claramente, lo sacaste de una ficción y ahí todo estaba fríamente calculado para que eso tuviera sentido. O b) encontrás la ocasión, lo decís y caes en la cuenta de que los reidores son en realidad un grupo de gente muy simpática a la que le pagan por reírse de lo que se dice en la tele y que lo que acabas de decir es una pelotudes atómica de proporciones siderales.

Así que volvemos al mismo lugar, ese en el que necesitas un remate con el que decís “con esto no abrís más la boca hasta el año que viene”. Esas frases que necesitas YA, en el momento. Porque después ya no tiene gracia. Los necesitas cuando en el medio de una discusión alguien te tira una frase del tipo de “No tenés razón porque blá blá bléh…” Y vos pensás, “YA necesito contestarte algo”. Y te devanas los sesos viendo qué genialidad le decís. Porque por un lado (seguramente tu parte arrogante), te dice que le digas eso que sabes que la va a ofender  a la otra persona, que le va a hacer querer ser tragada por la tierra porque no le va a dar el orgullo para refutártelo. Pero por otro, tenés tu parte moral, esa subnormal insoportable que te rompe hasta que te convences de que no se puede ser tan mierda en la vida y la dejas pasar. Así que terminas pensando en lo menos inteligente, pero que aún así sirve como para dejarla callada unos 5 minutos. Suficiente para darte media vuelta e irte. Es ahí, cuando finalmente sabes qué decirle, y procedes a levantar el teléfono, marcar su número y llamarla. Para que cuando apenas atienda le largues “Hola, sí soy yo, no escuchame vos a mí. Te acordás ayer a la mañana cuando me tiraste… sí eso, si más vale que me jodió pero no importa. Porque ¿sabes qué?, ¿SABÉS QUÉ?... ¡QUE TE RECONTRA!” Y cortás.

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